Carta de Alianza febrero 2021

Carta de Alianza febrero 2021

¡Querida familia de Schoenstatt de Argentina! ¡Feliz día de Alianza!

Cuaresma, un otoño del alma

Ayer, con la imposición de las cenizas, signo de nuestra fragilidad, comenzamos la cuaresma. Así como las estaciones del año tienen sus intensidades propias, y a la exuberancia de una primavera le anteceden el despojo otoñal. Así, al glorioso tiempo pascual, de donde brota y se esparce nuestra salvación, le antecede la sobria cuaresma, tiempo de podas, renuncias y purificación.

Dios regala en cuaresma la gracia de la conversión. Nuestra colaboración se da a través de las tradicionales prácticas penitenciales, signos exteriores de la transformación interior que el Señor va operando en nosotros. 

En lenguaje schoenstattiano tradicional, cuaresma es un tiempo de aceleración en nuestra transformación interior (como gracia particular de peregrinación que nos regala la MTA) y de un unilateral esfuerzo por las contribuciones al capital de gracias. La Pandemia nos coloca en una situación de exigencias, renuncias y tensiones. No faltarán oportunidades para ofrecer. Es además un tiempo propicio para crecer en la vida de oración y práctica de la caridad. Muchos hermanos necesitan de nuestra solidaridad. 

La presencia de Cristo nos transforma1 

Dios, a través de la Iglesia, nos regala cuarenta días de éxodo, para peregrinar por el desierto junto al pueblo de Israel y hacer la experiencia de despojarnos de esclavitudes que no nos dejan amar plenamente, siendo liberados por Dios, que escucha nuestros clamores (Ex 3,7). Nos dejamos guiar por el nuevo Moisés, Cristo, en este caminar. Cuaresma es además acompañarlo a Él también al desierto. Sostenidos por su amor podemos superar todas las tentaciones que nos acechan. Es la presencia cercana de Cristo la que nos convierte. 

El P. Kentenich nos enseña que en el vínculo con Cristo experimentamos su fuerza de atracción hacia Él, relativizando todo el resto, ordenando nuestra vida desde Él, poniéndolo a Él en el centro y despojándonos de aquello que ya no nos ayuda a vivir nuestra Alianza de amor con María, su madre. Su profunda mirada nos revela nuestras pobrezas, límites, miserias y pecados que necesitan redención. Él nos regalará esa gracia redentora, pero previamente tenemos que acrecentar el anhelo de recibirla.

Aprendamos en este tiempo de Pandemia, donde nuestra libertad está restringida y la proyección de nuestra vida es incierta, del Señor que vivió libremente ante las necesidades humanas que Él también tenía, como por ejemplo la de un hogar y familia: “…pero el Hijo del hombre, no tiene donde reclinar la cabeza” (Mt 8,20). Supo renunciar libremente por fidelidad a su misión. Jesús permanece sereno ante la fluctuante realidad que vive. Fue vivado y abucheado. Permaneció sereno ante estos vaivenes porque su corazón estaba profundamente enraizado en el corazón de su Padre.

Palabras finales

Transitamos días históricos para la familia de Schoenstatt de Argentina. Pasado mañana, el sábado en Pilar, Bs As, después de casi veinte largos años se vuelve a bendecir un Santuario en nuestra patria. Nos unimos como familia nacional ante esta nueva irrupción de gracias en nuestra querida Argentina. 

En unos días mi comunidad me traslada a CABA. Aprovecho para despedirme de la familia de Schoenstatt cordobesa con algo de nostalgia pero sobre todo con el corazón agradecido por los diez años que Dios y mi comunidad me regalaron en estas tierras. Me confío en sus oraciones para esta nueva etapa en Capital y me pongo enteramente a disposición de la gran y diversa familia de Schoenstatt de Bs As. 

¡Bendecido tiempo de cuaresma! Quedamos en eso, permanecemos fieles.

P. Pablo Gerardo Pérez
Director Nacional


[1] Cfr. P. Kentenich, Cristo es mi vida, Ed. Patris, Chile, 1997, pág 22 y ss.