El 20 de febrero se bendecirá el Santuario de Los Olmos

El 20 de febrero se bendecirá el Santuario de Los Olmos

Autor: Marisa y Horacio Micheloud, integrantes de la Familia de Schoenstatt Los Olmos.

¿Cómo estamos viviendo la preparación del Santuario?

Es muy fuerte y emocionante saber que falta tan poco para la bendición del Santuario de Los Olmos, donde la Mater estará derramando sus gracias en Pilar, zona norte del Gran Buenos Aires.

Llega el día tan esperado en Los Olmos, todos se enfocan en los preparativos y detalles para regalarle a la Virgen María una hermosa celebración y darle la bienvenida. Ya la estamos esperando con mucha ansiedad. Aportamos nuestro pequeño Capital de gracias con mucha oración y estamos presentes para colaborar en lo que se necesita.

Es difícil expresar todo lo que sentimos. Nosotros estamos desde los comienzos en Los Olmos. Hemos visto todo el crecimiento del lugar y de la comunidad que fue surgiendo.

Ver paso a paso la construcción del Santuario fue maravilloso, desde ir a buscar la piedra fundamental a Luján, poner en los muros nuestras intenciones y fotos familiares, hasta ver la colocación de los vitrales, la entronización del sagrario y la conquista de las imágenes. Todos los detalles, tan delicados, pensados por nuestro padre Marcelo Gallardo.

Estamos esperando este sábado 20, que será el comienzo de algo muy bueno para todos los que vivimos en Pilar y para todos aquellos peregrinos que quieran visitar a Nuestra Señora de Schoenstatt en su santuario.

Felicidad es poco…



Una bendición sin fronteras

Dentro de las ventajas de estos tiempos de pandemia, nos encontramos con que, sin importar dónde estemos, podremos ser parte de este momento tan especial para la Familia de Schoenstatt.

La bendición se llevará a cabo el sábado 20 de febrero a las 18:00 hs. Estamos todos invitados a participar por Instagram y YouTube.

Transmisión por Instagram

Transmisión por Youtube

Participación presencial


¡Nada sin Tí, nada sin nosotros!



El único Santuario construido en Pandemia

El pasado 16 de febrero, el diario La Nación publicó un artículo emocionante para todos los católicos, y especialmente Schoenstattianos, escrito por la periodista Evangelina Himitian, bajo el título: La historia del único santuario que se levantó en plena pandemia.

En él podemos observar el camino hacia la conquista del Santuario de la Familia de Los Olmos, los desafíos que fue poniendo la Mater en su camino y cómo el Santuario se convirtió verdaderamente en el Santuario de todos, construido con el pequeño aporte de miles de personas.

Compartimos algunas citas:

“En rigor, el santuario iba camino a convertirse en una más de las obras que quedaron truncas con la llegada de la cuarentena. Hacía 12 años, un grupo de laicos de la comunidad había comprado el predio y lo había donado. Allí se construyó una capilla y se usaba como espacio para retiros espirituales y encuentros religiosos de matrimonios, novios, familias y la comunidad en general. Poco tiempo después, convocados o no, comenzaron a llegar los fieles. Y se armó una fuerte y activa comunidad, pese a estar en una zona más retirada de Pilar. “Esto nos hizo saber que la Virgen había elegido el lugar. Empezó la peregrinación. Había algo que convocaba. Todos percibían este como un lugar de paz”, dice.”

“Anunciaron la construcción del santuario, en medio del campo, rodeado por árboles centenarios. La comunidad estalló de alegría. Convocaron a un constructor y empezaron a echar las primeras paladas de cemento. Iba a ser un recinto pequeño, con mucha madera, muy del estilo alemán. En la Argentina había apenas otros 19 santuarios de Schoenstatt y, en el mundo, unos 200. Pero había un problema. No tenían fondos.

“Teníamos fe y ganas. Teníamos muchas ideas para juntar los fondos. El constructor empezó a trabajar y le pedimos si podíamos empezar a pagarle cuando volviera la actividad, en marzo. Y entonces llegó la pandemia”, cuenta el sacerdote.”

““Esto no se construyó con grandes aportes sino con muchos pequeños aportes”, cuenta el sacerdote. El momento más esperado de la misa, sobre todo para los más chicos, era cuando el padre Marcelo sacaba la libretita y contaba cuánto dinero habían recaudado y cuánto faltaba para llegar a la próxima etapa. “Me acuerdo que una tarde, les dije que, como en Instagram ya éramos más de 5600 personas, si cada uno poníamos 139 pesos, llegábamos a completar esa etapa de construcción. Y la gente empezó a transferir exactos 139 pesos. Fue muy emocionante, porque esto lo hicimos entre todos”, cuenta.”

Pero cuando comenzaron a invertir en levantar el santuario, recibieron una advertencia. “Teníamos que encargarnos de los más pobres. La virgen quería construir su casa pero no hacerlo a costa de los más desprotegidos. Y entonces, empezamos a trabajar con la capilla Sagrado Corazón, donde empezamos a servir 300 raciones de comida diarias, para los que se habían quedado sin trabajo en la pandemia. Todas las tardes, junto a Norma y a Pocha, cocinábamos y servíamos. Y también empezamos a dar apoyo escolar a los chicos de la zona”, cuenta. “Y a medida que más nos ocupábamos de los que menos tienen, más aportes llegaban para levantar el santuario. Nosotros mismos nos sorprendimos”, cuenta.