Fundador del Movimiento Apostólico de Schoenstatt (Alemania, 1885-1965). Dios le regaló un carisma al servicio de la Iglesia y el mundo.

Algunos rasgos

Apóstol de María

De niño consagrado a la Santísima Virgen, toda su vida se consideró a sí mismo como obra e instrumento en manos de María. Su corazón, su vida y su carisma, un único sello: la Alianza de Amor con María.

Se define a sí mismo

“¡Mi misión fue y es anunciar al mundo el misterio de María! Mi tarea es proclamar a la Santísima Virgen, revelarla a nuestro tiempo como la Colaboradora permanente de Cristo en toda su obra de redención y como la Corredentora y Mediadora de las gracias. Revelar a la Santísima Virgen en su profunda unión con Cristo, en bi-unidad con Él, y con la misión específica que Ella tiene desde sus Santuarios de Schoenstatt para el tiempo actual.” (16.11.1958)

Profeta

Hay personas que ven más allá, que ven más profundamente, que ven todo en una luz diferente. Por eso, normalmente son incomprendidos en su época, pero marcan rumbo porque ven la vida y la historia con la mirada de Dios. Se les dice: profetas.

Se define a sí mismo

“Quien tiene una misión ha de cumplirla, aunque nos conduzca al abismo más oscuro y profundo, aunque exija dar un salto mortal tras otro. La misión de profeta trae siempre consigo suerte de profeta.” (31.5.1949)

Educador

Educar: despertar vida, recibir vida, regalar vida. Eso hizo el P. Kentenich. Capacidad de escuchar y sensibilidad para descubrir e interpretar la presencia de Dios en cada persona. Respeto profundo. Cercanía espiritual. Poner grandes exigencias y acompañar en el camino. Instrumento en manos de María para conducir a quienes le fueron confiados.

Se define a sí mismo

“Quien guía a otros debe unir las manos en oración, mantenerse siempre en la cercanía de la cruz, por todas partes regalar confianza y conducir hacia Dios cada amor; guardar en el corazón silenciosa y fielmente a cada persona, arriesgando la vida por ella con valor y alegría, postergándose a sí mismo en el servicio, y caminar por la vida como el Buen Pastor.”

“Quisiera dejarles la preocupación por la educación a la libertad como una parte de mi testimonio personal.”

Padre

El nombre más hermoso, el “título” que recibió de aquellos que estuvieron a su lado, simplemente: Padre. Esa rara mezcla de bondad y firmeza, de comprensión y de exigencia, de cercanía y distancia. Ser padre, como reflejo de la paternidad divina, es parte esencial de su carisma como camino para que muchos hombres recuperen su ser filial y superen la angustiante orfandad de nuestra época.

Se define a sí mismo

“Me pongo enteramente a su disposición, con todo lo que soy y tengo, con mi saber y mi ignorancia, con mi poder y mi impotencia, pero, sobre todo, les pertenece mi corazón.” (Acta de pre-fundación, 27.10.1912)

“Millones y millones de hombres no tienen idea de los rasgos paternales de Dios, porque nunca han percibido el refejo de este Dios, estos rasgos paternales en su padre humano. Ustedes saben cuán profundamente impulsado me he sentido a sacrificarlo todo para que se tornara realidad este orden salvífico de Dios… La Sma. Virgen nos condujo al Padre… Te agradezco porque hemos encontrado al Padre…” (Florencio Varela, 19.3.1952)

P. José Kentenich