Yo tampoco te condeno

Yo tampoco te condeno

Autor: P. Santiago Arriola

El P. Santiago Arriola es sacerdote del clero diocesano de la Diócesis de Mar del Plata, Argentina. Pertenece a la Federación de Presbíteros de Schoenstatt. Actualmente es párroco de la Parroquia Padre Pío de Pietrelcina y Comunidades del Sur. Participa en diversos espacios pastorales de su Diócesis, especialmente en el ámbito de las periferias y en el acompañamiento espiritual de los seminaristas diocesanos.

En estos días acaba de publicar su primer libro, “Yo tampoco te condeno”, del cual queremos compartirles algunos extractos:

“Mirando con el corazón y detenidamente la muy conocida escena de la mujer pecadora a punto de ser apedreada, liberada y renovada íntegramente por el Señor, aprendemos enormemente acerca de nuestra propia vida y camino de fe hacia ese Abrazo de Dios que nos precede y espera siempre, que nos acompaña y sostiene, que nos sana y eleva a la comunión con Él. Siguiendo esta humilde pista intentaremos crecer en nuestra experiencia concreta de la Misericordia de Dios al ritmo de este conmovedor relato.”

“Aquella mujer del Evangelio se fue levantando del suelo de a poco, tomando conciencia de que volver a levantarse era por la Misericordia de Jesús un don cierto y seguro. Mientras iba estirando su cuerpo para asumir de nuevo la realidad de pie, la sangre volvía a recorrer sus venas como gritando con fuerza que la vida era posible una vez más. Una nueva fuerza animaba ahora los latidos de su corazón, una fuerza que venía desde un rincón más hondo, más libre, más en paz, más lleno de esperanza. Miró a Jesús a los ojos, miró a su alrededor, miró hacia adelante, quizás como nunca lo había hecho hasta entonces en su vida. Se prometió a sí misma que aquella iba a ser la Roca desde la cual empezaría a edificar de nuevo su casa. Se dijo a sí misma que ningún recuerdo de su miseria y ninguna nueva experiencia de su debilidad iba a ser nunca más fuerte ni más grande que la certeza de un Amor que no la había condenado ni lo iba a hacer jamás, sino que la abrazaría siempre de nuevo para ayudarla a volver a levantarse siempre una vez más.”