70 años de la Campaña del Rosario de la Virgen Peregrina de Schoenstatt

70 años de la Campaña del Rosario de la Virgen Peregrina de Schoenstatt

Fechas que inician épocas

Autor: P. Juan José Riba


Hay fechas que signan épocas, días comunes como cualquier otro donde sucede algo que provoca un nuevo tiempo. Quizás unos pocos lo perciben. Más luego, el pueblo lo asume y los historiadores periodizan el tiempo de ahí en más. El 9 de julio de 1816 fue para los argentinos una fecha semejante con estas características. Para la Iglesia moderna será el 8 de diciembre de 1965 marcado por el final del Concilio Vaticano II convocado por Juan XXIII.

El 10 de septiembre de 1950

El mundo vivía una inmensa tensión provocada por el surgimiento de dos superpotencias al final de la II Guerra Mundial: EEUU y URSS. Estas nucleaban en torno a sí muchos estados dependientes, satélites. En medio de un clima de “guerra fría” se anunciaban ya zonas de conflicto caliente como la guerra de Corea.

En este contexto Pío XII convoca al Año Santo Universal que concluye con la proclamación del dogma de la Asunción de la Santísima Virgen el 1 de noviembre de 1950 en Roma. El Papa proclama ese día: “…pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria de Dios”.

En ese marco mariano en un inmenso país, Brasil, unos 100 hombres participan de un retiro. El predicador los incita a rezar el rosario en las familias y así preparar el corazón y la mente de todos a recibir esa verdad, que reflejaba vivamente, como la resurrección se había realizado en María, el primer ser humano después de Jesús, nuestro Señor.

El 10 de septiembre son bendecidas dos grandes imágenes que peregrinarían entre las familias que las recibieran. Don Joao, que participaba en el retiro, se había ausentado unos momentos para ir a su casa. Al volver se encontró con una pequeña procesión animada por la Hermana Teresihna que lo invita a ir a rezar el primer rosario a la casa de Ladelino Viegas, padre de un sacerdote. Él acepta y reza junto a ellos.

Al concluir se da algo inesperado para él. La Hna se acerca con la imagen y le dice: “esta imagen queda a su cuidado. No es necesario que rece el rosario todas las noches. Sólo deberá cuidar que Ella peregrine de casa en casa”.

El se siente sorprendido pero poco tiempo después confesará: “después vino mi parte. Ella me confió esta imagen, depositó en mí toda su confianza. Ahí me sentí responsable y me dije: yo voy a rezar el rosario todas las noches”.

Ese 18 de octubre da un paso más en ese sentido: sella su Poder en Blanco. Lo que nacía es pequeño en sus dimensiones humanas: un hombre empezaba a peregrinar con una imagen de María entre sus hermanos y sus familias. Más, detrás de él, ya Dios había pensado los millares de misioneros que a lo largo y a lo ancho del mundo sentirían, a su tiempo, el dedo de Dios que los tocaba para continuar esa misión que hunde sus raíces en un día común, como tantos otros.

Pensemos: cuando nació Jesús en Belén muy pocos se conmovieron en ese pequeño poblado, sólo unos pobres pastores y unos magos extranjeros. Nadie en Jerusalén tomó noticia del acontecimiento, mucho menos el emperador en Roma. Pero en ese día Dios definió la historia de Belén, Jerusalén y Roma.

10 de septiembre de 2020

Festejar un aniversario entraña siempre un peligro: quedarnos anclados en la historia, repetir palabras y gestos y no percibir el Espíritu en ese suceso que quiere seguir soplando hoy. A veces este se presenta de manera huracanada como en Pentecostés; otras se anuncia como una suave brisa que conmueve el corazón del profeta Elías, que remece a San Ignacio de Loyola leyendo florilegios de santos y preguntándose: ¿acaso yo no puedo hacer lo mismo?.

Este soplo del Espíritu nos mueve a preguntarnos: ¿cuándo está viva nuestra Campaña?. Pienso cuando en primer lugar sigue corriendo por sus venas la pasión de hacer peregrinar a la Santísima Virgen, a “darle a Ella – como decía el Padre Fundador – nuevas oportunidades para actuar”. La Campaña nació peregrinando y debe llegar al cielo peregrinando.

El rosario“la oración de los pobrecitos”, según Don Joao – rezado y vivido debe seguir siendo el alma de nuestra alma misionera que nos ayuda a caminar cada día junto a María, contemplando con sus ojos el rostro de Jesús, su hijo, y dejar que nuestra vida se vea signada por sus misterios.

Finalmente cuando María me ha cautivado para un amor más grande, más puro, más fiel y fuerte, que no tiene miedo de entregarlo todo, incluso su vida, si así Ella lo quiere. La Alianza de Amor vivida hasta las alturas del Poder en Blanco sigue siendo la fuerza motriz que mantiene viva nuestra esforzada Campaña. Por ello debemos luchar por ser y pedir misioneros que se animen a escalar las cumbres más altas de la santidad sencilla, cotidiana y ardiente que vivió Don Joao.

Mientras vivamos en la esforzada Campaña este amor magnánimo de Don Joao a Dios y a los hombres, podremos festejar aniversarios agradecidos por la historia de fe y gracia recorrida y preparar el futuro a nuevas conquistas de la Peregrina.