Movimiento Taxistas Católicos: misión en camino

Movimiento Taxistas Católicos: misión en camino

Autor: P. Patricio Etchepareborda

El pasado 12 de noviembre, en la parroquia Ntra. Sra. de Luján Porteño, fue relanzada la misión del Movimiento de Taxistas Católicos. Esta misión tiene más de veinticinco años. Sin embargo, como muchas otras cosas, la pandemia nos jugó una mala pasada y aquietó las aguas que veníamos surcando.

Con esta misa queremos dar comienzo a una nueva etapa. Donde no sólo los taxis, sino también todos aquellos que trabajan con Uber, Cabify, Didi y todas estas nuevas aplicaciones, puedan transformar sus trabajos en una herramienta de anuncio de la Palabra de Dios. Son muchos los testimonios de los taxistas que demuestran cómo en el diálogo con el pasajero, en la escucha atenta, se puede dar un ida y vuelta del mensaje del evangelio.

En estos días me venían al corazón dos verdades que les comparto. Una, es algo que he estudiado varias veces: cómo el anuncio del evangelio se vio beneficiado por las grandes obras viales del imperio romano. A diferencia de Jesús, quien predicó (según los sinópticos) en una realidad rural, marginal y poco poblada; san Pablo lo hizo en las grandes metrópolis de su época. El constante fluir de los oyentes de Pablo y de los neo-conversos entre una ciudad y otra, hizo que el evangelio se desparramara como la pólvora. La Buena Noticia de Jesús está llamada a transitar todos los caminos: los recónditos senderos perdidos en las poblaciones más lejanas, y los caminos abarrotados de gente de las zonas más céntricas de nuestras ciudades.

Santuarizar la ciudad

Por eso, los taxistas y tantas otras personas que día a día recorren, durante horas, las calles de nuestra ciudad y entran en contacto con los pasajeros son una herramienta privilegiada para ser instrumento de María y llevar el evangelio de su Hijo a la realidad concreta del pueblo de Dios. Pienso ahora en la imagen de Felipe que se encuentra con el eunuco etíope, quien aprovechaba su viaje para leer el royo de Isaías. En ese recorrido entró en diálogo con Felipe, recibió la Buena Noticia y fue bautizado (cfr. Hch 8,26-40). Por otro lado, recuerdo el constante llamado del entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, de santuarizar la ciudad. En alguna parroquia los taxistas agradecían la imagen que la Iglesia tenía, en una esquina, hacia la calle, porque pasaban por allí a propósito para rezar un rato. Los rosarios y cruces colgados del espejito, las estampas de san Cayetano y tantos otros santos pegados en el parabrisas del taxi, alguna calcomanía que habla del amor de Dios, son pequeños modos de hacer llegar el anuncio de Jesús a tantos pasajeros que, a veces inmersos en grandes tristezas, importantes enojos, ajetreados proyectos, sin saberlo están sedientos de Dios.

Esta misión no consiste en cosas magníficas. Simplemente es llevar a la Mater, patrona de los taxistas, sobre el tablero del auto; un cuaderno colgado del apoya cabezas, para que el pasajero pueda escribir sus intenciones y un cartel que indica al pasajero que su chofer pertenece al Movimiento de Taxistas Católicos y que se compromete a rezar por sus intenciones y llevarlas al santuario a los pies de María.

Desde hace diez años el Papa, con la Evangelii Gaudium, nos exhorta a ser una iglesia en salida. Una Iglesia que no se canse de anunciar a Jesús y vivir el gozo del Evangelio. Los taxistas y todos los que trabajan transportando pasajeros en nuestra ciudad, queremos unirnos a esta misión que la Iglesia nos encomienda.

Todos los que quieran formar parte de esta misión están invitados a la misa de 11h todos los segundos domingos de cada mes en la parroquia Ntra. Sra. de Luján Porteño (Av. Bilbao 3474, C.A.B.A.).