36ª Aniversario del fallecimiento de Don Joao L. Pozzobon

36ª Aniversario del fallecimiento de Don Joao L. Pozzobon

Este 27 de junio de 2021 conmemoramos 36 años de la partida de don Joao a la casa del Padre. Para todos los que tenemos la certeza de su santidad y amamos la Campaña de la Virgen Peregrina, es una fecha muy especial. En este contexto cabe recordar, durante su visita a la Argentina, las palabras que pronunció frente a un grupo de personas el 15 de junio de 1985 en el salón  Solaz de María, en Nuevo Schoenstatt: “Acompaño y doy mi vida para que esta Campaña, con este principio fuerte de aquí, pueda tornarse mundial. Y no retiro esta palabra. Estoy junto a ustedes”. Al regresar a Santa María, Brasil, la Providencia aceptó y tomó su ofrecimiento, ya que pocos días después, el 27 de junio, don Joao moría al ser atropellado por un camión cuando se dirigía al Santuario. A fin de ese año la Campaña había llegado a los cinco continentes.

Nos estamos preparando para la celebración de los 70 años de la bendición de nuestro Santuario Nacional por el Padre José Kentenich el próximo 20 de enero de 2022. Conociendo las cruces, luchas, que atravesaba el Padre Kentenich y la Familia en esos años, y, hasta el final del exilio, vemos en el inicio de la Campaña en 1950 y en todo su desarrollo, no una simple coincidencia, sino un plan divino.

Don Joao, desde que conoció en Santa María al Padre Kentenich y la historia del origen de Schoenstatt, se sintió unido profundamente a su espíritu, a su misión, a su carisma, a su destino. A través de la Campaña supo plasmar el gran anhelo del Padre Fundador de popularizar el mensaje de Schoenstatt. Con su entrega heroica y un enorme amor a la Iglesia, desarrolló una pastoral schoenstattiana  para llevar a la Santísima Virgen y al Niño a cientos y miles de personas, siempre en comunión con párrocos y obispos, unido en espíritu al Santo Padre. El objetivo de la Campaña, repetía don Joao, era  salvar a las familias y llevar adelante una nueva conquista de la dignidad humana, especialmente de los más necesitados. Supo, a partir de la Alianza de Amor, comprender, encarnar y ser portador de los  ideales de Schoenstatt a través de la misión. Vivió de manera preclara el espíritu de una Iglesia en salida, incorporando el carisma de Schoenstatt a la misma, haciendo realidad la “Iglesia de las nuevas playas” que anhelaba el Padre Kentenich.

El padre Esteban Uriburu hace más de veinte años, decía, con respecto a don Joao y a la Campaña, que estábamos frente a la punta de un iceberg y que había muchísima riqueza aún por descubrir. Hoy podemos dar fe de sus palabras ya que es impresionante ir descubriendo el potencial espiritual de la misma.  En primer lugar en la persona de don Joao como nuestro modelo de santo laico a seguir.  El mundo de hoy necesita hombres y mujeres santos que se jueguen por Cristo y los valores del Evangelio. A través de la Campaña la Virgen quiere educar cientos y miles de corazones, a partir de la Alianza de Amor con Ella, como personalidades fuertes, libres y sobrenaturales. Don Joao,  a través de la Campaña, permitió que la corriente de vida de los Santuarios llegue a los rincones más alejados.

Nuestro gran desafío es aspirar encarnar el espíritu de nuestro modelo, como hijo heroico del Padre Kentenich, siendo ofrendas vivas, y así,  a través de nuestra entrega al Capital de Gracias, ser “seguro y garantía” del genuino espíritu de la Campaña. “Todo Reino es fecundo en la medida en que es fiel a su origen” (P.K.).

Como Campaña, misioneros y misionados, queremos responder al llamado recibido en  nuestro Bautismo a la santidad y a la misión. Queremos hacerlo en el espíritu del Padre Kentenich,  como don Joao, su pequeño alumno y nuestro modelo,  en la fuerza de la Alianza de Amor, con la Cruz  en el corazón,  empuñando  en una mano la espada símbolo de la lucha por el Reino de Cristo y en la otra la bandera símbolo de la victoriosidad divina.

Hoy coronaremos a nuestra Madre como “Reina del proceso de beatificación de don Joao”. El reconocimiento de su santidad enriquecerá a la Iglesia,  será un enorme aporte a la canonización del Padre Kentenich, y muchísimas personas encontrarán en su vida y misión un gran modelo de santo laico.

¡ELLA ES LA GRAN MISIONERA, ELLA OBRARÁ MILAGROS!