ARCUS 3: donde se enciende el fuego
Campamento de invierno de la juventud masculina de Buenos Aires.
Autor: P. Juan Molina
Del 5 al 7 de junio en un campo en San Andrés de Giles tuvo lugar una nueva edición del Campamento Arcus de las JM de Buenos Aires. Contó con la presencia de chicos de los santuarios de Confidentia, San Isidro y Pilar; además de la zona Mater. Todos ellos tenían entre 12 y 16 años. Acompañaron el campamento los padres Juan, Pancho y el seminarista Juan Cruz.
La temática del campamento ayudaba a reconocer a la Mater como aquella chispa que enciende nuestro fuego interior y el fuego de la misión. Descubrimos que ella como madre de Jesús y madre nuestra, alienta lo mejor de cada uno de nosotros para así ser fuego para los demás. De esta manera el fuego, tan característico de la JM, fue el símbolo preponderante de todas las actividades. También influyó muchísimo las bajas temperaturas que dieron una alta cuota de heroicidad al desarrollo del campamento.
A lo largo del campamento hubo momentos de formación en tres grupos separados por edades en los que no solamente se aprendía más de la Mater y de Schoenstatt, sino que además ofrecía un buen espacio de comunidad. En ese espíritu el campamento se dividió en cuatro patrullas con quienes se cocinaba. Naturalmente no faltaron los juegos en esas mismas patrullas ni los cantos en torno al fuego. Todo esto hizo que, a pesar de las condiciones climáticas adversas, tuviéramos un gran campamento.
Arcus designa ese lugar del barco donde Jesús estaba durmiendo mientras los discípulos atravesaban la tormenta. El campamento quiere ser así ese lugar de paz en la tormenta, ese lugar de comunidad, ese lugar donde nos encontramos con Jesús y con la Mater para poder ir hacia la otra orilla. Es el lugar de los hombres firmes capaces de ir por la misión sabiéndose que aun cuando todo se tambalea, tienen lugar en el corazón de Dios.
Testimonios:
“Lo pasé muy bien y mucho mejor de lo que pensaba. También me hizo mucho más feliz ya que me hice amigos y descubrí nuevas cosas. Hacía frío pero si te abrigabas bien no te molestaba. Los juegos eran bastantes divertidos…. Lo recomiendo mucho ya que conoces amigos nuevos y aprendes cosas nuevas y te ayuda a encaminarte más en el camino de Dios…
la verdad que me sirvieron mucho los desiertos o sea que pudo hablar con María y expresar lo que viví en el campamento. Me pude conectar con chicos que no conocía tanto y que son unos capos. Me ayudó a crecer en la fe ya que conocí los desiertos y conocí coordinadores que me ayudaban con todo… aprendí que hay que esforzarse y ayudar a los demás para encender nuestro fuego. Era un lindo ambiente donde todos teníamos un objetivo y es encaminarnos en la fe y encender cada vez más nuestro fuego”. Bautista
“Llegar al campamento no me fue facil, me costó el decidirme a ser valiente y mandarme a esta aventura. El primer día llegamos al campo y estaba todo oscuro, todos estábamos perdidos, nos faltaba una luz, un fuego. Desde el minuto uno que todos tomamos una confianza increíble y se notaba que había algo que nos unía. Con cada dinámica que había nos hacíamos más unidos como un gran fuego, potenciado por esa pequeña llamita dentro de cada uno. Luego de varias formaciones y juegos llegó la última noche, y con ella, la última dinámica espiritual. En ella se vio reflejado el mensaje que me llevo de este campamento: que cada uno, con su fuego interior ayuda a prender el de los demás y así llenar de luz el mundo”. Ignacio
“Es una alegría que puedan tener estos espacios donde compartan y puedan crecer en la Fe con chicos que están en la misma, y se diviertan”. Diego