Somos historia por hacer
Autora: Lucía Beatriz Yappert – Rama de Madres Santa Fe
Celebrar 50 años del Ideal de la Rama de Madres de Argentina ha sido el motivo que nos reunió en Nuevo Schoenstatt, en el mes de agosto, en torno a nuestro Santuario Nacional, lugar que lo vio nacer.
Nos preparamos mucho para hacer de este Jubileo, una hermosa fiesta.
Todo ese tiempo ofrecido nos permitió trabajar en cada una de las comunidades que conforma nuestra Rama, los propósitos y las actitudes que nos permitan resignificar y hacer vida, en el “aquí y ahora”, ser custodias vivas.
Amor renovado por el ideal
Recuperar la esencia de las raíces, reconocer a nuestras piedras preciosas, aquellas madres que han deseado vivir profundamente el Ideal de la Rama como camino de santidad. De ellas lo hemos recibido como herencia, como un don, un regalo.
Nos re-enamoramos de nuestro Ideal, reflexionando y aceptando que en él está lo que necesitamos en nuestras vidas y en él, nos hemos reconocido.
Para que nuestra custodia luzca el brillo de tantos años, quisimos regalar a la Mater, adorar a su Hijo. El anhelo, admirablemente superado, se vio coronado con 2474 horas de Adoración.
Ese brillo se vivió en la jornada, iluminada de una alegría inmensa, esa que proviene del interior y se refleja; por la fraternidad de toda la geografía de nuestro país, donde estuvieron presentes todas las generaciones, uniendo en nuestros corazones el pasado, el presente y el futuro; intenso agradecimiento, secreto anhelo y alegre esperanza.
Encuentro, fiesta y misión
Trescientas mamás, una en la otra, una con la otra, con el común denominador de la gratitud, hicieron posible que todo lo pensado y deseado para estos días de júbilo se hiciera en un clima de calidez y armonía, que surge de unir lo terreno y lo divino.
Gratitud de poder haber podido participar, de ser parte de una jornada histórica.
Gratitud por los vínculos que se forjaron en los equipos de trabajo a través de la virtualidad, borrando distancias, dando el tinte federal a un encuentro que permitió el gran abrazo esperado y anhelado cuando nos reconocíamos sin pantalla por medio.
Gratitud por la herencia recibida, que nos regala la misión, el desafío y el compromiso de transmitir fielmente la riqueza de nuestro ideal a las generaciones futuras, expresado en ese gesto de amor que nos unió en torno al Santuario y a nuestro Padre fundador.
En toda fiesta no puede faltar la música, por eso también surge un nuevo regalo, el Himno Nacional de la Rama de Madres.
“Hacia un nuevo Nazaret va mi confianza, mi palabra, mi entrega, mi ideal…” así es su inicio.
Con la certeza que ese Nazaret, por sobre todo es nuestra propia casa, espacio donde se juega la santidad.
Que es nuestro hogar lo que tenemos que revalorizar, para que sea esa comunidad que sabe vivir vínculos sanos, sabiendo que nuestra misión nos lleva a curar los corazones de los que tenemos cerca.
Que es en nuestro entorno donde tenemos que forjar familia, gestar el Nazaret del Padre.
Que en la fuerza de la Alianza de Amor, la Mater siempre iluminará la senda de nuestro andar.
Nos despedimos con el corazón lleno de gozo, renovadas por todo lo vivido, sintiéndonos portadoras de la llama del fuego que se encendió hace 50 años y que nos comprometemos a mantener viva para los años que vendrán.
Quedamos en eso! Permanecemos fieles!
Como custodias vivas, somos corazones en el Nazaret del Padre.