Hacia la Mater: la oración como estilo de vida

Hacia la Mater: la oración como estilo de vida

Textos y entrevista: Departamento de Comunicación

En el marco de la preparación del Jubileo del 2025 el Santo Padre declaró al 2024 como el Año de la Oración, y expresó su esperanza de que este año “pueda dedicarse a una gran sinfonía de oración; ante todo, para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo”.

Ese deseo es el que llevó a Lucky von der Heyde (53 años, casada, mamá de tres hijos e integrante de la Rama de Madres del Santuario de Confidentia) a escribir sus propias oraciones. Una práctica que empezó en su adolescencia, creció con los años y hace unos meses se plasmó en la publicación de su libro de oraciones, Hacia la Mater, editado por Patris Argentina.

Empecé a escribir cuando era chica. La primera me acuerdo hasta dónde la escribí. Tenía 18 años, había varios problemas familiares y escribí la oración “Yo te pido”. Increíblemente lo tengo muy presente, no la oración jajá, sino el momento. Se ve que al entrar en Schoenstatt, hacer la Alianza con nuestra querida Mater, querer aprender a crecer en la santidad de la vida diaria, creo que fue con la escritura cómo pude expresar mis sentimientos de ese anhelo. Y todo este anhelo de estar más cerca de Ellos se profundizó en el 2004 después de una tremenda vivencia del amor más puro y verdadero, que fue en el infarto cerebral que tuve. Desde ese momento ya las oraciones me empezaron a salir “solas”. Sin que yo las “piense” o las medite, simplemente me salen. Agarro el lápiz (actualmente la aplicación de notas en el teléfono) y escribo, sin más”.

Señor mío, que has sido enviado por Dios para que

con tu gran amor nos salves, cures nuestros

pecados y que por medio de Vos conozcamos a

Dios. Te pido con toda sinceridad y amor que me

ayudes a vivir esta vida con el amor que Vos la

viviste. Que me ayudes a cargar mi cruz como Vos

la cargaste por mí y que, si tropiezo y caigo, sepa

levantarme y seguir con ella…[1]

Sabemos que las coincidencias no existen. El año de la oración iniciado por el Papa Francisco y el éxito del librito de Lucky (que se está vendiendo un montón) son parte de una voz providente que nos invita a reflexionar sobre la oración, la que nos cuesta a veces, la que nos salva siempre. El P. Kentenich decía que “el espíritu de oración quiere lograr que mi corazón esté con Dios. Espíritu de oración significa estilo de vida”.[2] Y de eso quisimos charlar con Lucky, de lo que representa para ella y de la aventura de publicar un libro con un título con tanta reminiscencia Kentenijiana.

¿Qué espacio tiene la oración en tu vida?

Qué pregunta… Creo que podría decir que la oración no ocupa un “espacio” en mi vida, es mi vida. Ya que intento tener a la Mater presente con el pensamiento, en todo momento, en todo lugar. Sin esa oración, no podría vivir de la forma que vivo. La oración es la que me mantiene en pie, la que me hace feliz, la que llena mi vida, porque es estar en contacto con el Amor Supremo. Obviamente eso es en la diaria. Después tengo mis momentos de oración profunda y a solas con la Mater, con Jesús. Que puede ser en el santuario, en mi casa, en la naturaleza. Ahí donde el tiempo y la paz permiten hacer una oración de contemplación y quietud junto a Ellos. Siempre que puedo, busco esos momentos de calma y oración”.

¿Cuándo decidiste publicar el libro?

Como decidir…, decidir “yo”, publicar el libro, no fue tan así, jajá. Creo que me “decidieron” a que lo publique. Varias personas que conocían algunas oraciones que había escrito, hicieron mucha, pero mucha, suave violencia, para que finalmente me anime a publicarlo. Fueron ellas las que me hicieron decidir y animar a que lo haga. Hasta el nombre “Hacia la Mater” del libro no es mío.

Y finalmente, después de un mensaje especial pidiéndome que por favor lo edite, fue cuando dije: está bien, lo voy a hacer. Hablé con el Padre Pablo Pérez, director del movimiento, me alentó a hacerlo y editarlo con Patris Argentina, y así fue, se editó y publicó.  Esas personas fueron y son las que me animaron y me animan a seguir compartiendo mis oraciones”.

Mucha gente se ha entusiasmado con tu libro. ¿Por qué creés que pasa eso?

La verdad que eso no deja de sorprenderme. Es impresionante la aceptación que tuvo. Ha traspasado las fronteras. Tremendo. Creo que eso es, primero y fundamentalmente, porque LA MATER NUNCA SE DEJA GANAR EN GENEROSIDAD. Y segundo, porque soy una persona “normal”, con tantas debilidades y caídas en este camino de aspirar a la santidad. Y porque escribo fácil, simple, así como hablamos.

Creo que esas personas, con las cuales estamos en el mismo camino, sienten que estas oraciones las representan. Son lo que piensan, sienten, quieren, y quizás les es más difícil poder expresar todo eso en una oración y este librito las ayuda a poner en “su” oración lo que están viviendo.

Como son simples oraciones, hechas desde el corazón, las hacen propias. Y eso es lo más sorprendente. Lo más lindo para mí, que ahora con el tiempo entendí. Obviamente después de toda la repercusión que tuvo este pequeño librito de oraciones, pude aprender y confirmar que al cielo no vamos en taxi sino en colectivo. Todos vamos juntos, ayudándonos unos a otros en el camino a la santidad al que estamos llamados todos.

Y también creo que para poder llegar al cielo, la oración es importante, ya que cuando rezamos estamos cerca de Dios y Dios está cerca de nosotros. Cuando rezamos, convertimos la tierra en un poquito de cielo. Tenemos tan cerca a Dios Trino y nuestra querida Mater, y San José, que con una simple oración que hagamos, los tenemos adentro nuestro y caminando, además, siempre de nuestra mano. Vivimos en poco de cielo en la tierra. Solamente hay que entrenarse en la oración para poder estar cada vez más cerca de Ellos.

Hacia la Mater ya está dando vueltas entre nosotros. Una delicadeza de nuestra Madre que inspiró a Lucky para que nos acompañe en este año de la oración.  


[1] Extracto de Yo te pido, Hacia La Mater, 2023, Patris Argentina.

[2] P.Kentenich. (20.5.1950) Meditaciones del Rosario, 10