Carta de alianza abril 2025
Queridos hermanos en la Alianza, ¡Muy feliz día!
Hoy la Renovación de Alianza nos encuentra, este Viernes Santo, a los pies de la Cruz. No es una simple coincidencia, sino una oportunidad especial de profundizar nuestra Alianza de Amor.
100 años de la primera consagración de mujeres en Schoenstatt
El pasado 16 de Abril se cumplieron 100 años de la primera consagración solemne de mujeres en Schoenstatt. Este fue un momento importante en la vida de la joven Familia donde la Federación de Mujeres llegaba a su madurez. Después se fundarían los Institutos de mujeres: las Hermanas de María (1926) y las Señoras de Schoenstatt (1946). Hoy aprovechamos para agradecer por el valioso aporte de las mujeres consagradas en Schoenstatt y por como aquellas primeras enriquecieron nuestra historia.
María y Juan al pie de la Cruz, primera Alianza de Amor
El Padre Kentenich veía en el Calvario el origen bíblico de la Alianza de Amor. “La Santísima Virgen se convierte en nuestra Madre por voluntad de Dios en el Calvario. Allí se establece la primera Alianza de Amor con Ella. Nosotros solo queremos renovar esta alianza” (Cf. Kentenich, J. Conf. sobre la AA, 27 de mayo de 1945). Es de la Cruz de Cristo, del ofrecimiento supremo del Hijo al Padre, desde la cual brota -así lo recibimos- la Alianza de Amor. De su costado herido brotó sangre y agua, símbolos del Bautismo y la Eucaristía. De sus labios brota un pacto que une a María y a Juan, la primera Alianza de Amor.
”Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba,
Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo».
Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre».
Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.”
(Jn. 19, 26-27)
En estos dos versículos descubrimos el fundamento bíblico de nuestra espiritualidad: Jesús nos da a María como Madre nuestra y a Ella nos entrega como hijos. Nos sentimos herederos como schoenstattianos de estas palabras de Jesús y queremos perpetuarlas en la historia.
La sobreabundancia del Amor de Dios en Cristo
La Semana Santa es el tiempo propicio para que la abundancia del Amor de Dios vuelva a sorprendernos. Nada necesitamos más que volver a sumergirnos en la inmensidad del Amor del Padre que se nos ha dado en su Hijo. No hay descanso, no hay vacaciones, no hay terapia ni actividad alguna que pueda darnos lo que el Señor nos ofrece: su Amor infinito, gratuito y sobreabundante que perdona, consuela y sana. Queremos abrir el corazón a este don y no distraernos en mundanidades.
Celebrar hoy la Alianza de Amor es celebrarla a los pies de la Cruz de la cual mana toda bendición y toda gracia. La tradición de la Iglesia nos regala frases que condensan un profundo mensaje espiritual: “O Crux ave, spes unica”, “¡Salve, oh Cruz, única esperanza!”. En este Año Santo queremos elevar nuestra mirada hacia la Cruz para que nuestras búsquedas se purifiquen y el corazón se destrabe y se abra al amor sobreabundante que Dios nos ofrece.
El “triple imperativo” del Padre, hoy
Querida Familia Argentina, en 1939 al cumplirse 25 años del 18 de octubre de 1914, el Padre Fundador hace una lectura de la historia y constata que han sido años de profundización de la Alianza de Amor hacia la altura del Poder en Blanco. Esta plática se conoce como la “Segunda Acta de Fundación”. Él presenta a la Familia de ese entonces “tres imperativos” ante la amenaza del régimen nazi. Evidentemente hoy no estamos en esas circunstancias, sin embargo me gustaría volver a proponer este triple imperativo a la Familia Argentina hoy:
1) Cuidar con gran dedicación la conciencia de misión divina y la conciencia de instrumento.
Cito al Padre: “Aquél que en tales tiempos no posee la inconmovible convicción de estar investido de una misión divina especial y, por lo tanto, de contar con fuerzas divinas, está condenado de antemano a la infecundidad, al desánimo y a la inactividad y, por ende, al fracaso final. Solamente el que estuviere provisto de una confianza inquebrantable en esta fuerza y misión divina, podrá aventurarse sobre el agitado y tempestuoso océano de la vida.”
Hoy al pie de la Cruz queremos renovarnos en esta certeza: Dios nos ha confiado una misión. Lo nuestro no es obra humana. No responde a una estrategia de marketing, al ingenio humano ni tampoco a una modalidad de hacer las cosas. El secreto de nuestra fecundidad está en la conciencia de la misión divina y en las fuerzas divinas que en el Santuario recibimos para llevarla a cabo. Somos instrumentos en manos de María y la Alianza de Amor, que es la fuerza de nuestro apostolado, brota de la fuerza de la Cruz de Cristo.
En esta perspectiva el Programa “En la Tierra nace el Cielo”1, en la conmemoración de los 60 años de la rehabilitación del Padre, colaborará en fortalecer la conciencia de misión divina. La Peregrinación del Cáliz que nuestro Padre le regalara al Papa Pablo VI, cuando visite nuestras comunidades diocesanas, nos ayudará, no solo a renovar las promesas, sino también la conciencia de victoriosidad que se sostiene en ese ser depositarios de una misión divina.
2) Conservar inquebrantablemente firme su marcado carácter mariano.
Cito al Padre: “Innumerables medios de captación religioso-moral del alma humana, hasta ahora probados en su eficacia, se han hecho hoy día imposibles o no dan resultado. Por eso es que el apóstol clarividente y sobrenatural se vuelve, con más razón aún, hacia la Santísima Virgen para mostrársela al pueblo y dársela como la gran misionera. Según los designios del Señor, “Ella es la gran misionera que obrará milagros” (Vicente Pallotti). ¡No, Ella ya ha obrado milagros!. Donde fallan otros medios es María quien obra maravillas.”
Es Ella la que ha hecho todo con nosotros y lo seguirá haciendo. A Ella le pertenece todo lo que tenemos y lo que somos y le seguirá perteneciendo. Conservar esta dependencia total de la Santísima Virgen y sabernos hijos e instrumentos suyos, “Servus Mariae nunquam peribit”, es conservar sano el don que hemos recibido. Hoy al pie de la Cruz no solo queremos recibirla nuevamente como Madre nuestra; sino sobre todo entregarnos completamente a Ella como hijos e instrumentos para así, permanecer fieles a Jesús.
Este es el espíritu que quiere guiarnos al Jubileo 75 de la Campaña de la Virgen Peregrina2, que sin duda fue y será siendo alma de nuestro “Schoenstatt en salida”. Queremos agradecer el don de la vida y obra de Don Joao Pozzobon, seguir rezando por su proceso de beatificación y pedir que se renueve en nosotros esa fuerza misionera: llevarla a Ella a todos lados, ser sus burritos, tirar de su carro de triunfo.
3) Colocar nuevamente en primer término las Contribuciones al Capital de Gracias de nuestra Madre Tres Veces Admirable.
Cito al Padre: “las Contribuciones no son ni más ni menos que una lucha auténtica, sería y eficaz por nuestra santidad al servicio del apostolado mariano.”
Hoy al pie de la Cruz, cuando volvemos a renovar nuestra Alianza de Amor con María, queremos que se renueve en nosotros la aspiración a la santidad. Esta aspiración a la santidad tiene que plasmarse en una autoeducación lúcida y concreta. Sin esto falta todo. Esta es nuestra colaboración no solo de palabra, sino de obra y acción. Todo lo que hacemos en Schoenstatt, nuestra enorme acción apostólica queda vacía si no está alimentada por una seria aspiración a la santidad. Así comprendía el Padre Kentenich las contribuciones al Capital de Gracias. No son acciones sueltas sino una aspiración seria a la santidad que se hace concreta y se vive seriamente.
Abrazar la Cruz3
Con una Novena4 muy bien preparada muchas personas de nuestra Familia se han preparado para la Consagración a Cristo y María en la Cruz de la Unidad. Hoy en diferentes lugares de nuestro país -y también más allá- realizarán su consagración. El núcleo de esta corriente espiritual que surge de la Familia Argentina es animarnos a redescubrir nuestros sufrimientos en la Cruz de Cristo y abrazarlos con la esperanza de que en la Cruz la muerte ha sido vencida. Felicito a todos los que hoy realizan su consagración y que ese espíritu siga creciendo en nosotros como fuente de fecundidad.
Queridos hermanos, hoy Viernes Santo, volvemos a elevar la mirada a la Cruz y volvemos a abrazar a María y la misión que el Padre nos confiara a Schoenstatt. Desde el Santuario imploro para cada uno la bendición de Dios mientras caminamos juntos a la Pascua. ¡Feliz Pascua de Resurrección!
P. Santiago Ferrero
Director Nacional
Movimiento Apostólico de Schoenstatt Argentina
Compartimos el link del video de Alianza de abril https://youtu.be/CULsY8ekFSE
4 https://drive.google.com/file/d/1F_l7_oCt4XWUF6cCxZIKLCQ6oxJV4dy5/view?usp=sharing