Un mismo ideal, un fuego,un hogar

Un mismo ideal, un fuego,un hogar

Autoras: Juventud Femenina de Argentina, Paraguay y Uruguay

Del 24 al 29 de enero se llevó a cabo junto al Santuario de Nuevo Schoenstatt en Florencio Varela el Encuentro Internacional de la Juventud Femenina Nazaret. En este esperado encuentro se reunieron jóvenes representantes de la Juventud Femenina de Argentina, Paraguay y Uruguay. 

El lema que guiaba los días era “El fuego, María. La misión, Nazaret.”, con el objetivo de unir los ideales de los tres países en el pilar común: MARÍA, EL FUEGO. Se vivieron días en donde encontramos Familia, llamado, el AMOR al que Dios nos invita a vivir y compartir. Compartimos los testimonios de algunas de las participantes que reflejan la fuerte experiencia vital y espiritual vivida en Nazaret.

Corazones rebosantes

“El encuentro Nazaret fue para mi el mayor regalo que pude recibir por mis 10 años en la Juventud Femenina. 

Soy Anabella Espinola de la diócesis de Ciudad del Este, Paraguay. Cuando iniciaba mi camino como Apóstol de María en el año 2014, coincidentemente se cumplían los 100 años del movimiento. Gracias a esto, desde aquel primer año pude ver todo lo que Schoenstatt tenía para regalar en mi vida y de la mano de la Mater, sigo caminando el camino de autoeducación.

No es una exageración afirmar que la Juventud Femenina me cambió la vida y hoy por hoy no sería la persona que soy sin ella. Por medio de campamentos, jornadas y personas, Dios me fue formando en el camino de ser una pequeña María. En la actualidad, soy la portadora de un grupo y organizadora de actividades de la rama con las que espero encender tanto como me encendieron a mí para que perdure la misión del Padre Kentenich en nuestro país.

Saber que Dios me permitió ser parte de este encuentro me llena el corazón de una alegría rebosante. Desde la llegada hasta la despedida, en cada hermana de María y cada voluntario, en el Santuario y en el camino de pinos, en cada pequeño instante estuvieron Dios y la Mater haciéndose presentes de una manera que solo ellos saben: con el amor sin límites.

Como JF, muchas veces podés sentir que estás luchando sola, que este es un problema solo en tu ciudad o en tu país. No es hasta que tenés la oportunidad de conocer otras JFs de distintas ciudades y países que te das cuenta que todas estamos en la lucha de forjar el reino de Dios en un mundo donde todo parece perdido. Nazaret fue hogar sin estar en casa porque todas las chicas corremos detrás de un mismo ideal.

Hay algo increíble sobre ser mujer. Algo increíble sobre esa energía creadora, sobre sabernos sentir pequeñas, sobre irradiar ese amor maternal. Dios eligió a María para ser madre de Jesús y hoy nos elige a cada una para ser reflejo de María en el mundo. Empezar el día con la adoración de la mañana, vivir intensamente aprendiendo con cada actividad y cerrar todo a los pies del santuario acompañada de mujeres vestidas de sol, guardianas del santuario e hijas del padre fue vivir rodeada de gracia. Cada JF que conocí es una digna heredera de la misión del padre y me confirman que Schoenstatt está en buenas manos.

Otra parte asombrosa del encuentro fue convivir con tantas vocaciones consagradas. Tanto los sacerdotes como las hermanas estaban a total disposición de tener conversaciones contigo, aclarar dudas o simplemente compartir sus historias. Hablando con una hermana sobre la vida consagrada, se me quedó mucho una frase de ella “Queremos que cada una encuentre la vocación a la que Dios las llama y sean plenamente felices. Ser hermana no es la única forma de amar a Dios”. Vivenciar la compañía de estas auténticas vocaciones fue un regalo que nos invita a seguir rezando por todas las vocaciones y en especial por las vocaciones consagradas.

Agregando a todo lo inimaginable que de por sí ya fue la experiencia, Nuevo Schoenstatt es un lugar de aún más gracias por la estrecha historia que tienen con el Padre Kentenich. Una de las cosas que más me asombró fue el hecho de que las propias hermanas de María construyeron el Santuario que hoy alberga tantos corazones. Dentro de la Casa del Padre, se me escaparon lágrimas de los ojos al ver aquel Santuario que luchó tanto para estar donde está hoy y que gracias a todo ese esfuerzo pudimos hacer un Encuentro Internacional JF en Florencio Varela. “El Santuario es signo de lucha” como decía en uno de los carteles. Gracias a todos los que lucharon y siguen luchando por esta causa.

Para concluir, me gustaría citar algunas frases del padre durante la última homilía: El gran desafío ahora es volver. Es ser María cada una en su Nazaret. ¿Qué es Nazaret?

Nazaret es lo sencillo, lo cotidiano. Es la vida oculta de Jesús y la nuestra.

Gracias Dios por la oportunidad de vivir la alegría del encuentro. Gracias Mater por elegirme para ser tu instrumento. Gracias Schoenstatt por cambiarme la vida. Gracias

Juventud Femenina por hacerme vivir plenamente mi juventud aspirando a la santidad.”

Anabella Espinola JF de la diócesis de Ciudad del Este, Paraguay.

Espíritu de hogar

“El Encuentro Internacional fue para mí una experiencia increíble, me marcó mucho.Los talleres y momentos de meditación me permitieron conocerme más, principalmente conocer mi ser niña, y aprender a descansar en los brazos de Dios Padre. Fue una semana en la que pude acercarme especialmente a Él y sentirlo presente en cada momento. Además, aunque conozco la vida del Padre Kentenich desde hace mucho tiempo, pude entender mejor su paso por Argentina y conectarme más con él al recorrer sus huellas y visitar la Casa del Padre. 

Lo que más disfruté del Encuentro fue el hermoso espíritu de hogar. Me sorprendió cómo podía sentirme tan cómoda rodeada de personas que había conocido el día anterior, definitivamente estaba en familia. Me encantó que, aún siendo de países distintos, pudimos unirnos en el mismo ideal de ser pequeñas Marías. Cada una de ellas fue reflejo auténtico de la Mater y me compartió su amor por Schönstatt.”

Malena Bariguian JF de Zona Mater, Buenos Aires, Argentina.

Queremos aprovechar para agradecer con todo el corazón a la Familia de Schoenstatt, que, a través de tiempo, oración, capitales de gracia, ayudas económicas, posibilitaron esta gran vivencia que seguirá encendiendo los corazones de cada una en nuestros pequeños y cotidianos Nazaret, para vivirlos EXTRAORDINARIAMENTE. 

¡Rezamos por cada uno de ustedes, unidos en Nuestra Aliada, en Nuestro Fuego, MARIA!